Quienes me conocen de hace tiempo saben de mi pasión por la fotografía 360.
Llevo realizando fotografías de 360º desde que utilizaba cámaras analógicas, y creando imágenes esféricas digitales desde mucho antes siquiera de que existiese software adecuado para tratarlas, realizándolas con una cabeza de trípode panorámica que yo mismo inventé y basándose en mi explicación mi padre me construyó en metacrilato (en esos tiempos ni siquiera disponía de internet y yo no tenía noticia de que las cabezas panorámicas ya estaban inventadas ni que eran tan parecidas a la que yo había diseñado).
Este placer y esta obsesión me ha acompañado a lo largo de los años. Imaginaréis el profundo placer que supone para mi hoy en día la posibilidad de obtener una imagen esférica perfecta con el simple gesto de pulsar un botón, cuando he vivido la época en la cual para crear esa perfecta imagen necesitaba no menos de 50 imágenes y más de seis horas de postprocesado con mi pobre ordenador de aquel momento casi echando humo.
Son muchas las ocasiones en las que aprovecho para compartir la belleza que encierran las proyecciones resultantes de interpretar matemáticamente estas preciosas imágenes. Su simetría me cautiva, sus formas radiales me atraen sin remedio.
A estas alturas, tengo implementado a fuego el resultado de cualquier re-proyección de una fotografía panorámica 360 en función de la posición, altura y distancia de los distintos objetos a la cámara, y del tratamiento posterior que modifique su geometría. No veo el espacio que me rodea como el limitado campo que cubre mi visión, sino la proyección polar directa o inversa de la imagen completa y el tamaño relativo que ocuparán en plano los distintos objetos según sus dimensiones y distancia.
Para mi la fotografía 360 encierra en una sola toma visión, perspectiva, honestidad con el espectador, captura única del instante de un modo inigualable por cualquier otro método, y un campo amplio para aplicar la creatividad tanto en el momento de la captura como durante su tratamiento posterior.
Hoy he podido disfrutar durante un rodaje del precioso Patio de la Infanta de Zaragoza, un lugar único que os recomiendo visitar en persona. Aquí lo tenéis para que despierte vuestra curiosidad y os acerquéis a descubrirlo.