Bienvenidos al vacío.
O al menos así es como yo lo veo.
En muchas ocasiones, cuando pienso en cómo ha evolucionado nuestra forma de entender el mundo, me siento como un anciano de 100 años.
Y además considerablemente cascarrabias.
Igual a ti te sucede también.
A ver, aunque imagino que a estas alturas ya he cribado con mi texto boomer a un 99% de cualquier posible lector, antes de que sigas quiero además que sepas que esto es un texto moralista y una opinión.
Abandone toda esperanza de entretenimiento quien aquí se embarque.
Vamos allá.
Mientras que el acceso a la información y el entretenimiento han crecido de una forma que ni sabemos cómo medir, nuestra capacidad para juzgarla y tomar decisiones frente a ella no lo ha hecho en la misma medida.
De hecho casi me atrevería a decir que conforme se suceden las generaciones, menos criterio parecen tener a la hora de consumir información y entretenimiento.
O digamos que desarrollan criterios a la hora de elegir qué ven, pero justamente en la dirección contraria a lo que sería deseable de cara a construir su futuro.
El tiempo que se dedique a consumir puro y simple entretenimiento no es compatible con adquirir las herramientas mentales que nos permiten decidir cosas como, precisamente, qué consumir y qué evitar ver.
Porque aquí lo que está en juego, como siempre, es el tiempo, a qué lo dedicamos y cuál es la consecuencia de ello.
Nuestro inmensamente valioso tiempo resbala por la pendiente del entretenimiento sin exigencia.
Antes era la televisión. Ahora es Tiktok y sus similares.
Todos estos negocios, completamente lícitos, consisten en destilar enormes cantidades de tu tiempo en apenas unos céntimos que se encargan de sufragar los anunciantes y hacer llegar a los creadores de contenido. Llevándose las propias plataformas la mejor parte.
Pero ese no es el problema. Todo esto, como digo, es algo completamente lícito y se engloba en una lucha competitiva en la cual tu tiempo simplemente es la mercancía.
Los estímulos y las formas de entretenimiento que no aportan prácticamente nada a nuestra construcción personal siempre van a estar ahí en uno u otro formato.
El cerebro necesita estímulo, y como si fuese un músculo, cuanto más se entrena más es capaz de asumir.
Y lo solicita. Más de lo mismo y cada vez en mayor cantidad para causar el mismo efecto.
El problema es el tipo de estímulo con el cual se alimenta y dónde nos lleva esa decisión.
Para este tipo de casos siempre pongo el ejemplo del «Filtro de Photoshop».
Vamos con ese ejemplo.
Este programa de diseño dispone de filtros que generalmente pueden ser aplicados de manera muy somera, digamos un 1% o de manera más notoria, pongamos al 100%. Si un filtro hace que las cosas se desenfoquen y lo aplicamos al mínimo, apenas notamos cambio y si tuviésemos que juzgar qué hace simplemente viendo el antes y el después de una imagen que ha sufrido ese cambio, apenas podríamos acertar.
Pero cuando lo aplicas al 100%, ahí no queda duda. La diferencia entre el antes y el después es obvia.
Pues bien.
Tratemos de hacer este mismo ejercicio aplicado al tiempo, a nuestra vida y a resultados de actitudes. Sin duda comenzaremos a distraer la atención en redes y vídeos chorras un pequeño porcentaje de nuestro tiempo. Eso resultará en algo casi imperceptible.
Pero ahora vayamos al 100%. ¿Qué sería de tu vida y de tu construcción como persona si estuvieses el 100% del tiempo viendo gatitos y bailes?.
¿Lograrías algún objetivo en tu vida? ¿Harías algo por alguien que no fuese aportar dinero a esos creadores de contenido y las redes que los sustentan?.
Si, si, ya sé que está en voga poner mucho foco en la felicidad, en que la gente sea feliz y en decir que es lo más importante.
Como si eso fuese un fin en si mismo que continuamente tuviésemos que estar logrando y remarcando y no una consecuencia a largo plazo de tomar decisiones acertadas a lo largo de la vida, aplicar buen criterio y lograr una situación beneficiosa, no para los creadores de contenido, anunciantes, y redes sociales, sino para aquellas personas cercanas e importantes en tu vida.
Yo no lo veo así. Tu objetivo, a quien debes beneficiar, es a las personas cercanas e importantes. Todo debe ir enfocado ahí.
Si tienes interés en saber por qué, simplemente te sugiero que busques información acerca de la dopamina y la serotonina, cuándo se segregan, por qué y sus consecuencias.
Veo desde hace muchos años a mucha gente que sufre a mi alrededor y que no logra saber a qué se debe su vacío vital, lo que le lleva a problemas psicológicos.
Parte de esos problemas a veces pueden ser explicados por esta decisión equivocada de a qué dedican su tiempo, esfuerzo y objetivos. Y la falta de criterio para ello.
Aún a riesgo de ser un perfecto coñazo, mi sugerencia para la gente sería: Antes de ponerte a ver o hacer cualquier cosa, ya sea en tik tok o en cualquier otra parte o formato, piensa qué parte de tu vida estás alimentando con eso, a quién beneficia y en qué habrás convertido tu tiempo, en qué se habrá destilado y para quién irá el beneficio si lo hay.
Y si te queda alguna duda, piensa en el símil del filtro de Photoshop para llevarlo al límite y ver el resultado de hacer eso todo el tiempo.
Quizá pienses que, en este mismo momento, leyendo esto, estás destilando dinero publicitario para Facebook si es que lo he compartido finalmente ahí. No te falta razón. Pero si puedo, de alguna manera, meter una nueva idea de una sola vez en tu mente y que te sirva como herramienta crítica para el resto de tu vida, te digo con sinceridad que no me importa mucho que Facebook se lleve esa pequeña parte de tu tiempo.
Porque a partir de ahora lo tendrá más complicado si de verdad he conseguido explicarme y tú estás de acuerdo.
En algo que, muy posiblemente, tú ya habías pensado antes también.
No caigas en el vacío. No te dirijas al vacío. No arrojes lo más valioso que tienes, tu tiempo, al vacío, porque además, detrás, irán muchas otras cosas, incluida posiblemente tu salud mental.